Acciones sorpresa de activistas y sentadas masivas de manifestantes antinucleares bloquearon ayer durante horas el paso de un convoy de residuos hasta el cementerio de Gorleben (norte de Alemania), que quedó detenido mientras la Policía retiraba una y otra vez los obstáculos de la calzada.
El último tramo entre Dannenberg y el depósito de residuos, unos 20 kilómetros de carretera, se caracterizó por continuos enfrentamientos entre activistas y Policía, que alternó las cargas con la retirada, uno a uno, a rastras o en volandas de los manifestantes. Un millar de antinucleares mantuvieron durante horas una sentada a las puertas del cementerio, hasta que hacia el mediodía comenzaron a desalojarlos. Apenas despejada la calzada, tres activistas burlaron los controles policiales y aparecieron sobre el asfalto, de esa única carretera a Gorbelen, portando una pirámide de hormigón.
Fuentes policiales señalaron que los manifestantes mostraron «un potencial de violencia con el que no contábamos», pero la gran mayoría se dejó desalojar sin oponer resistencia y quienes reaparecieron con la pirámide de hormigón demostraron más creatividad que agresividad.
El convoy -once vagones- partió el viernes de La Hague (Estado francés), pero antes de entrar en Alemania fue preciso desalojar a tres activistas que se habían adherido a las vías con cemento. En Dannenberg, localidad vecina a Gorleben, a donde llegó ayer de madrugada, se concentraron 16.000 personas para protestar por ese transporte, la mayor movilización antinuclear en Alemania desde 2001.
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